La mujer ha vivido sometida al fantasma del sexismo que se basa en la idea de que existen características en ella que la hacen inferior al hombre, sin embargo, estás son consecuencias culturales y no naturales. La mujer no es inferior fisiológicamente.
Lo anterior explica que haya surgido el feminismo, una lucha constante por la igualdad de géneros, por que las mujeres y los hombres tengan los mismos derechos. Así, la primera ola del feminismo surgió en 1840, la principal demanda se traducía en la obtención del derecho a voto para las mujeres.
En la segunda ola del feminismo las mujeres comenzaron a demandar el derecho a decidir sobre su propio cuerpo a través de la anticoncepción y el aborto. A lo largo de los años, se han ido ganando distintos derechos para las mujeres, pero la lucha continúa desde las trincheras en asociaciones donde se defiende la igualdad de género.
En este punto, es necesario hacer una diferenciación entre el feminismo y el hembrismo. El feminismo es un movimiento social y político en el que se busca la toma de conciencia de las mujeres ante la opresión que han sufrido a lo largo de los años y que persigue la inclusión de la mujer en los distintos ámbitos de la vida.
En este sentido existe un feminismo diferencial al que también podríamos llamar hembrismo, en el que la mujer defiende una supuesta superioridad ante el hombre, sin embargo, la importancia del movimiento feminista en los últimos años radica y debe radicar en la búsqueda de una igualdad de sexos, de hacer conciencia que ninguno de los dos es superior al otro ni física ni intelectualmente.
Es evidente que existen diferencias en la forma de trabajo de ambos, pero es necesario que se trabaje en conjunto para llegar a una verdadera equidad en que ambos sexos tengan los mismos derechos, las mismas oportunidades y las mismas obligaciones.
“No hace falta ser anti-hombre para ser pro-mujer.” Reza una frase de Jane Galvin Lewis en la que expresa su sentir frente a los grupos sexistas que han surgido en la actualidad.
Tinta libre 